Un paisaje mental fractal donde los pensamientos se visualizan como estructuras orgánicas flotantes, conectadas por hilos de luz sin gravedad. El cielo está hecho de patrones caleidoscópicos en movimiento lento, como si el universo respirara. Una figura humanoide transparente, con circuitos neuronales visibles como raíces, observa desde un trono de piedra líquida. Colores vibrantes como el índigo, el ámbar y el verde esmeralda dominan la escena. La sensación general debe ser de introspección cósmica, entre lo digital y lo espiritual. Estilo visual: mezcla de arte psicodélico, surrealismo de Dalí y biotecnología retrofuturista. Alta resolución, iluminación etérea, detalles infinitos